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Guía exprés para mujeres que sienten demasiado y no morir en el intento

Actualizado: hace 2 días

¿Eres muy sensible a las energías de los demás? ¿Te cuesta mantener tu centro cuando todo te atraviesa?

Si alguna vez sentiste que se te mete todo, este artículo es para ti.

Yo también pasé por eso. Y no, no estás sola ni estás rota: solo tienes el cuerpo muy abierto.


Hay días en los que todo pesa más. Entras en una habitación y ya notas el mal rollo. Alguien te cuenta una preocupación y, sin querer, te la llevas contigo. Te pones a temblar sin saber por qué, o se te encoge el pecho con algo que ni siquiera te ha pasado a ti.


Si esto te suena, es que probablemente seas una mujer muy sensible o con el cuerpo abierto.


Este término, muy conocido en Galicia y otras tradiciones, se usaba para describir a las personas extremadamente sensibles, especialmente a nivel energético. Se decía que tenían “el cuerpo abierto” porque todo se les metía dentro: emociones, malestares ajenos, incluso presencias. A veces se las veía como vulnerables, como si fueran un imán para lo invisible. Pero lo que pocas veces se decía es que muchas de esas personas… tenían un don.


Hoy, desde miradas más actuales sabemos que hay personas que tienen centros energéticos más abiertos, como los Reflectores o quienes tienen la mayoría de centros sin definir. Lo que cambia es el lenguaje, pero el fenómeno es el mismo: mujeres que sienten mucho, que lo perciben todo y que muchas veces no saben cómo protegerse sin desconectarse.


Yo también viví eso. Pensé que tenía que cerrarme, que había algo mal en mí. Hasta que entendí que no tenía que cerrarme… sino aprender a cuidar mi energía y elegir bien con qué y con quién estar.


Y eso es lo que quiero compartir hoy contigo: pequeñas claves para que no te pierdas ni te apagues. Porque tu sensibilidad no es una carga. Es una brújula, si sabes cómo usarla.


Guía exprés: cómo cuidarte cuando sientes demasiado


1. No todos los lugares son para ti.

Cementerios, hospitales, centros comerciales, incluso casas donde hubo mucho dolor… Si al salir sientes que te pesa el cuerpo, te mareas o te apagas, tu cuerpo está hablándote. No lo ignores. No vayas o reduce el tiempo de estancia mientras aprendes a gestionarlo.


2. La sensibilidad necesita estructura.

Comer a tus horas, descansar, hacer pausas, proteger tu sueño. Si tú no pones estructura, el mundo entra sin filtro.


3. Rodéate bien.

Tu sistema necesita entornos donde te sientas vista, respetada y contenida. No todas las personas sostienen bien tu energía. Elige con el cuerpo, no con la cabeza.


4. Limpia tu campo, no solo tu casa.

Baño con sal, sol, tierra, respiración o visualización. No hace falta un ritual grande todos los días, pero sí escucharte y resetearte cuando lo necesites.


5. No te culpes por sentir, aprende a leerlo.

Lo que sientes no es un error. A veces es un aviso, a veces no es tuyo. Aprende a preguntarte: ¿esto me pertenece?, y suéltalo si no es tuyo.


Cuando entiendes cómo está hecha tu energía, todo cambia. Dejas de luchar contra ti y empiezas a cuidarte desde el amor y la comprensión.


Yo lo descubrí al mirar mi estructura energética y mi Diseño. Ahí entendí por qué me pasaban ciertas cosas y cómo sostenerme sin apagarme.


Si sientes que este artículo te habla, quizás es hora de conocer más sobre ti, por dentro y por fuera.

Tu sensibilidad no es un problema. Es una puerta. Y estás más preparada de lo que crees para cruzarla.


Te gustaría explorar tu diseño energético o entender mejor cómo funcionas? Puedo acompañarte en ese camino.





 
 
 

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