Del solsticio a San Juan: la noche mágica que conecta con la luz y fuego
- Sabela Bernárdez
- 20 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun
En estos días en que el Sol marca su punto máximo o mínimo de luz en el cielo, los pueblos de todas las épocas han celebrado su poder con fuego, rituales y cantos. Aunque el solsticio de verano (norte) suele caer el 20 o 21 de junio, la noche más encendida es la del 23 al 24 de junio, cuando se celebra la mística Noche de San Juan.

Pero… ¿por qué celebramos el fuego de San Juan después del solsticio? ¿Y cómo cambia este ritual entre el hemisferio norte y el sur?
🌞 El solsticio: una puerta de luz (o sombra)
En el hemisferio norte, el solsticio marca el día más largo del año: el Sol alcanza su máxima altura, regalándonos plenitud y vitalidad solar. Es el inicio del verano.
En el hemisferio sur, ocurre lo opuesto: el solsticio trae la noche más larga, y con ella el inicio del invierno, una etapa de introspección y recogimiento.
Ambos momentos son umbrales, tiempos de transición, de renovación y de conexión con las fuerzas cósmicas
🕯️ De los rituales paganos al calendario cristiano
Desde tiempos antiguos, civilizaciones como los celtas, romanos y pueblos nórdicos encendían hogueras para celebrar el poder del Sol y protegerse de los espíritus que despertaban en este cambio de estación.
Con el paso del tiempo, estas prácticas fueron absorbidas por la tradición cristiana, que fijó el nacimiento de San Juan Bautista el 24 de junio, seis meses antes del nacimiento de Jesús.
Aquí es donde ocurre la clave del desfase: cuando se instituyó esta fecha, el solsticio caía el 24 de junio en el calendario juliano. Tras la reforma del calendario gregoriano en el siglo XVI, el solsticio se movió al 20-21 de junio, pero la festividad cristiana se mantuvo el día 24. Así, San Juan quedó como un eco del solsticio, anclado en el corazón de una antigua celebración solar.
🔥 ¿Por qué el 23 por la noche?
La explicación es litúrgica y simbólica: en la tradición cristiana, las festividades comienzan en la víspera, al caer el sol. Así, la Noche de San Juan se celebra el 23 de junio, justo cuando el velo entre mundos parece más delgado.
✨ Norte y Sur: ¿el mismo fuego?
En el norte, celebramos la noche más corta, un homenaje a la abundancia de luz. Es una fiesta de gratitud, expansión y celebración de la vida.
En el sur, es la noche más larga, el portal al invierno. El fuego aquí tiene un sentido más interno: nutrir el alma, encender el espíritu y abrazar el calor que no viene del Sol, sino de nuestro propio fuego interior.
Ambos momentos son umbrales, tiempos de transición, de renovación y de conexión con las fuerzas cósmicas.
Con la globalización, muchas costumbres del hemisferio norte —como la celebración de San Juan— se han extendido también al hemisferio sur. Sin embargo, es esencial comprender que se trata de ciclos opuestos: mientras en el norte se celebra la expansión solar, en el sur se honra la introspección invernal. Aun así, ambas fiestas nos invitan a encender el fuego como símbolo de vida, conciencia y renovación.
🔥 🔥 Feliz solsticio, donde quiera que estés. Que la luz (o la sombra fértil) te guíe. ¿Y tú, cómo vas a cruzar este umbral?
> Enciende tu fuego. Agradece la luz o abraza la sombra. Hazlo con conciencia.
Este es un portal: un momento para cerrar el ciclo que comenzó hace tres meses y abrirte a una nueva etapa con más claridad y presencia.
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