Imaginad un lugar que no es un lugar sino un estado, un estado, atemporal, donde solo existe presente, pasado y futuro de ese lugar, todo a la vez. Estados de felicidad, estados de... el más destacable era el amor, porque ese estado eran corazones y al tiempo corazón, más no había consciencia, y cuando empezó a aparecer, desaparecimos como tales.
Solamente puedo decir que él y más yo dejamos otros estados y nos abandonamos al amor, y que ese amor concentrado superó a los de los otros que se dividían en más. Y quizás llegó un momento en el que evolucionamos -la llegada de la consciencia- y dejamos de ser coma los otros. Y llegó o día en el que se acabó el futuro y apareció el mundo y la vida terrenal, y él y yo fuimos viviendo sucesivas vidas, aquí, en la Tierra.
Nos uníamos, amándonos, esperando a que llegase la muerte. Sí, la muerte se parece mucho a la vida en aquellos estados iniciales. Sólo que ahora ellos son espíritus.
A veces tardábamos años en encontrarnos, más al fin, siempre acababa por llegar el momento.
Esta vez moriremos para siempre. Me lo dijo la luz la última vez que caminé por su túnel.
No es ningún castigo venir a la Tierra. Mientras no lo encontraba a él, aprendía mucho de los espíritus humanos y los amaba y me preparaba para vivir con ellos el resto de la eternidad. Más no entendían mi amor por él, fuera de la Tierra sí, pero es que cuando volvían a ella parecían olvidarse de todo.
Y la eternidad se convirtió en demasiado tiempo y se dividió en para siempre. El para siempre y el demasiado tiempo, olvidaron el amor.
Tengo miedo de que a él y a mí nos suceda lo mismo y nos separemos para siempre. Entonces sentiremos de verdad el dolor y el recuerdo, y aunque estemos el uno delante del otro, o aunque hablemos, estaremos buscándonos. No quiero juegos para conseguir la felicidad, quiero el estado del amor, y no un amor feudal de clímax y depresiones.
Aprendí la memoria y echo en falta cuando al principio no había tempo y no era necesario recordar porque produce dolor aunque también dicha. Me está empezando a costar explicar todo aquello, algo está cambiando.
Sabela Bernárdez de Pontenatur Bosque Mágico